Según trascendió, las conversaciones se desarrollan bajo estricta reserva. Sin embargo, se sabe que la Casa Blanca ya fijó condiciones para acceder a una rebaja de los aranceles aplicados sobre productos argentinos. En ese sentido, el presidente Javier Milei ha manifestado públicamente su disposición a adaptar la normativa local al esquema de comercio recíproco propuesto por Trump, y aseguró que el país está “listo para firmar” un acuerdo basado en esos términos. Las negociaciones se dan en un contexto de urgencia: la tregua que Estados Unidos había concedido a la Argentina para evitar la aplicación total de los aranceles vence en julio. Eso le deja al gobierno apenas dos meses para cerrar un acuerdo que, según fuentes oficiales, es complejo y todavía tiene final incierto. Actualmente, el gobierno norteamericano mantiene un arancel del 10% sobre exportaciones argentinas clave, lo que genera preocupación entre empresarios locales. A esto se suma la presión del Tesoro estadounidense para que la Argentina limite su acercamiento financiero a China, en momentos en que busca un nuevo préstamo de 20.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional. Por ahora, el Gobierno argentino apuesta a que un acuerdo comercial con Estados Unidos sirva no sólo para destrabar los aranceles, sino también como una señal política que permita mejorar su posición en el escenario internacional y en las negociaciones con el FMI.