En diálogo con FM Fuego, recordó la lucha de los textiles: “Pasamos por una situación en la que, desde muy lejos, se toma una decisión administrativa respondiendo a intereses propios de cada gobierno, sin considerar las consecuencias ni el impacto real. Perder un solo trabajo hoy es algo muy significativo”.
También señaló que la responsabilidad principal para encabezar la lucha debió haber sido de los empresarios. “Ellos, como dueños y responsables de las empresas, tenían que estar al frente, pero no obtuvieron la respuesta esperada. Entonces entramos nosotros, los gremios y representantes de los trabajadores, para iniciar acciones más propias del ámbito sindical y así intentar destrabar la situación”.
Sobre la incertidumbre actual, Cárcamo indicó: “La obligación era defender los puestos de trabajo, porque no se trata solo de un empleo más o menos, sino de soberanía y del reconocimiento de la importancia que tiene esta industria para toda la provincia”.
Consultado sobre la situación actual, explicó: “En Río Grande seguimos prácticamente igual. Tras una reestructuración, las empresas redujeron su personal al mínimo necesario para atender una demanda muy baja, alrededor del 30% de la capacidad que tenían hace algunos años. Las firmas ajustaron su plantel en función de las expectativas de producción”.
Remarcó la fuerte presencia de productos importados: “Hoy, a nivel nacional, de cada 10 prendas, 7 son importadas. Esto afecta no solo a Tierra del Fuego, sino a todo el país. Recientemente estuve en La Rioja, en una reunión con dirigentes sindicales de otras provincias, donde la situación es similar o incluso peor, con cierres de empresas y consecuencias irreversibles”.
Sobre la apertura comercial que prometía mayor competitividad y reducción de precios, comentó: “Sí, los precios bajaron, pero no como se esperaba. El consumo tampoco creció y no se observa una avalancha de productos importados saliendo de los locales porque el consumo está muy planchado. Preveo que en el corto plazo surgirán efectos negativos, sobre todo porque el gobierno nacional interviene frenando la negociación entre cámaras empresariales y gremios”.
En cuanto a la última paritaria, explicó: “Estamos terminando el tramo que cubre de enero a mayo, con un aumento del 1,5% en mayo. Nos obligaron a fraccionarlo porque eran cinco meses, firmamos primero por tres y luego por dos. Esa fue la pauta homologada por Nación, pero no hubo nada por encima de ese porcentaje. En abril también tuvimos un 1,5%, un aumento que claramente no compensa la inflación ni los precios en el supermercado. Se volvió polémico cuando un funcionario hizo un comentario burlesco sobre el precio de unas empanadas hechas en Tierra del Fuego, lo que fue una verdadera falta de respeto para todos los fueguinos”.
Respecto al apoyo de la sociedad y la pérdida histórica de empleos, recordó: “Antes de la gestión de Macri, había casi 2.000 trabajadores en el sector; hoy rondamos los 470 u 480. En el sector electrónico, que llegó a tener casi 16.000 empleos, también hubo una gran pérdida. Esto es un drenaje que viene sucediendo hace mucho tiempo”.
Sobre el futuro, advirtió: “Creo que la crisis se va a profundizar. Está claro que al gobierno nacional no le interesa la industria nacional, porque cada medida que toma perjudica y destruye los esfuerzos por mantener la producción. Brasil, por ejemplo, mostró números impresionantes en el último cuatrimestre, gracias a un círculo virtuoso entre consumo y producción, lo que nos hace ver que acá algo estamos haciendo mal, aunque algunos no quieran reconocerlo”.
Consultado sobre la estabilidad laboral en los próximos meses, aclaró: “Por ahora, las empresas aseguran continuidad, pero todo depende de lo que ocurra a nivel nacional. Si el consumo sigue bajando, será muy difícil sostener los empleos, no solo en Tierra del Fuego sino en todo el país. La situación es peor en otras provincias donde los salarios son más bajos”.
Destacó además que “muchos trabajadores a nivel nacional tienen que pedir adelanto de sueldo porque no les alcanza para llegar a fin de mes, incluso estando en blanco y con empleo formal”.
Frente a discursos oficiales que aseguran que los salarios superan la inflación y que hay menos pobreza, respondió: “Hay que preguntarse a qué sueldos se refieren y qué realidad viven esas personas. La realidad del trabajador común es muy diferente. Muchos políticos parecen hablar para sus propios intereses o para un público que sigue creyendo esas promesas. La mayoría de los trabajadores no alcanza a cubrir sus gastos básicos”.
Respecto a la postura de los gremios textiles frente a los recientes conflictos y el apoyo recibido por la industria electrónica, explicó: “Desde SETIA, como parte de la CGT, acompañamos desde el primer momento a gremios como UOM y ASIMRA. Esto no es solo un ataque a un sector, sino un intento de desmembrar la legislación laboral. Existe una narrativa nacional que nos pinta como vagos o mantenidos, que nuestra provincia le cuesta mucho al resto del país, cuando sabemos que aquí sí se produce, a diferencia de grandes ciudades como Buenos Aires, que no generan producción pero sí reciben recursos”.
Finalmente, sobre las próximas paritarias, adelantó: “El mes que viene comenzarán las negociaciones para nuestro sector. Sabemos que la Secretaría de Trabajo suele limitar los aumentos. Lo vimos con empleados de comercio, donde empresarios aliados al gobierno no pagan los aumentos, y quien pierde es el trabajador, que necesita sí o sí un aumento para vivir dignamente”.