
FM FUEGO dialogó con la antigua pobladora, Eliana, quien fue la última mujer que trabajó en la Tarjeta Postal, en el año 1979. Ella comentó cómo fue su experiencia en el lugar, así como también cómo era la época en ese entonces.
“A los 19 años comencé a trabajar en la Estafeta Postal, específicamente en diciembre del año 1968 como estafetera. Recibía cartas y telegramas para el personal del frigorífico, que en tiempos de faena eran demasiadas. Además se enviaban cartas del CAP.”
Sobre cómo comenzó a trabajar en la estafeta, comentó que “La última persona era la señora Emma Gallardo de Legunda, quien se tuvo que trasladar a Río Grande por su esposo. Ella me ofreció trabajo en el lugar y quedé. Si tendría que volver a trabajar en el correo, lo haría.”
Acerca de cómo se entregaba la correspondencia, explicó que “Muchos se acercaban a preguntar si tenían alguna carta, y si había algo para ellos, les entregaba ahí en el lugar. En otro caso, como el del CAP, se las acercaba yo a las oficinas. En la época donde había mucho movimiento era entre diciembre y mayo, cuando finalizaba la faena. Cada 15 días llegaban cartas o las enviaban, ya que muchos trabajadores eran de Chile o de Buenos Aires, dejando a sus familias en sus lugares, teniendo que afrontar solos el trabajo.”
Asimismo, continuó “Trabajaba en el frigorífico, y a la tarde me iba a la estafeta, ya que después de las 17:30 era el horario donde todos salían de trabajar, y se acercaban al lugar a consultar si tenían correspondencia. Al momento de llegar al lugar, ya había fila, ya que eran alrededor de 300 personas que venían de afuera para trabajar.”
Sobre la estafeta, comentó que “Era la única que había en la ciudad. Desconozco en qué año habrá abierto, pero sí tengo conocimiento que hubieron varios trabajadores previo a mí en el lugar. Fui la última en trabajar, ya que la estafeta cerró en el ’79.”
Al ser consultada sobre cómo fue la vida en esa época, manifestó que “Era una vida muy familiar, ya que todos nos conocíamos. Yo digo que vivíamos en un country, ya que teníamos todo muy cerca, como por ejemplo el hospital que era de primera. Cuando se hacían las fiestas del 25 de mayo, era un acto muy lindo. Distinto es ahora, ya que uno no sabe a quién tiene al lado.”
Acerca de cómo vivir en el CAP y mirar a la ciudad, expresó que “Era cruzar en bote al pueblo, en ese entonces no teníamos miedo, pero ahora no lo haría. Cuando mi papá tenía que hacer los pedidos, ya que se venía una vez al mes, debía hacerlo en taxi y era caro, ya que en ese entonces estaba el otro puente, pero era el único medio de transporte que había, ya que muy poca gente tenía auto, salvo los de la empresa del CAP, pero mi padre era el encargado del depósito de madrera del aserradero.”
“Cuando había una familia que tenía auto, le pedíamos que nos acercara, ya que habían momentos donde asistíamos a los bailes y terminaban a las 03:00 hs de la madrugada. Había 3 taxis nomás que funcionaban, y los botes ya no funcionaban en ese horario, salvo cuando había pelea de boxeo, ya que finalizaban a las 00:00 hs y se quedaban esperando para devolver a la gente al frigorífico”, añadió.
Acerca de cómo ve el sector del frigorífico actualmente, opinó que “Me da mucha tristeza verlo. No he ido hace rato, por el deterioro que ha tenido, no lo cuidaron como deberían haberlo hecho. Había una casa de empleados que se quemó, que era como un hotel de 3 estrellas y se perdió. Era un lugar que debía haberse conservado, no sé qué pasó.”
Al ser consultada sobre cómo fue su último día de trabajo, recordó que “Me dijeron que ‘a partir del lunes comienza a trabajar en el Correo de Río Grande’, y en ese entonces mi familia ya se había instalado en esta parte. Fui a la estafeta, dejé todo cerrado, entregué la llave y nunca más volví. Asumo que todas las pertenencias del lugar, así como el sello del CAP, asumo que lo habrán traído al Correo. Después con el traslado que tuvimos en el otro Correo, no sé qué pasó tampoco con las cosas de ahí. Uno se plantea el ‘¿por qué no lo guardé?’, pero ya está.”
“Desde entonces no he vuelto al lugar. Paso con el auto, miro la estafeta y me traen recuerdos, pero no he parado a bajar a ver el lugar. Desconozco cómo estará el lugar para la reinauguración, y si estará tal como estaba cuando me fui.”, agregó.
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