La fuerza del terremoto lo posiciona como el sexto más potente de la historia y el más fuerte registrado desde el devastador sismo de Japón en 2011. Las autoridades rusas confirmaron olas de hasta 4 metros en algunas regiones, daños materiales en puertos y contenedores arrastrados por la fuerza del agua.
El impacto del terremoto generó alertas de tsunami en gran parte del océano Pacífico, incluyendo Japón, Estados Unidos, Canadá y varios países de América Latina. En Hawaii, las olas alcanzaron 1,5 metros y se registraron evacuaciones preventivas en Maui, Oahu y otras islas. Las sirenas de emergencia sonaron durante horas, mientras las autoridades pedían a los habitantes que se trasladen a zonas elevadas. En California, Oregon y Washington también se emitieron avisos por la posible llegada de olas de tsunami en las próximas horas.
En Japón, casi dos millones de personas fueron instadas a buscar refugio luego del arribo de las primeras olas, que alcanzaron hasta 60 centímetros en la isla de Hokkaido. En Rusia, el distrito de Severo-Kurilsk declaró el estado de emergencia y evacuó a cientos de personas. Mientras tanto, Chile, Perú, Ecuador y México activaron sus propios protocolos de emergencia ante la posibilidad de olas que superen el metro de altura en sus costas.
Las autoridades del Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico advirtieron que las olas podrían continuar llegando durante varias horas, con variaciones significativas en altura y fuerza. Expertos señalan que la energía liberada fue comparable con la de los eventos más destructivos del último siglo, y que las réplicas podrían continuar durante días.
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