Ambos jóvenes sufrieron daños en el tracto digestivo y respiratorio que aún hoy les generan secuelas. La investigación judicial estableció que la actividad nocturna en el lugar se desarrollaba sin habilitación municipal y que participaron unas veinte personas. Sin embargo, solo Lezcano y Barrera presentaron síntomas de intoxicación grave.
Los peritajes determinaron que los jóvenes habían ingerido el contenido de un vaso que se encontraba en la barra del local, aunque no fue posible establecer qué sustancia contenía ni quién la manipuló. Durante la instrucción del caso, incluso se barajó la hipótesis de que la bebida podría haber estado contaminada con soda cáustica, pero los análisis médicos y químicos no lograron confirmar la presencia de dicha sustancia ni de ninguna otra adulteración en las cervezas que se ofrecían en el lugar.
La jueza de Instrucción N.º 1, María Rosa Santana, dispuso dejar sin efecto la notificación de derechos y garantías que pesaba sobre los responsables del local, Alejandro Gabriel Machuca y José Antonio González, ambos defendidos por el abogado Lucas Sartori. No se hallaron pruebas que los vinculen de forma directa con la intoxicación.
La causa permanecerá en reserva en caso de que surjan nuevas pruebas que permitan reabrirla, aunque fuentes judiciales consideran poco probable que eso ocurra tras casi tres años sin avances sustanciales.
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