“Yo estoy haciendo este viaje homenajeando a los veteranos de guerra. Para mí esto es poco, porque creo que ellos merecen mucho más. Ya recorrí casi toda la Argentina, desde San Juan, La Rioja, Catamarca, Córdoba, San Luis, Mendoza, La Pampa, hasta llegar acá a la Patagonia. Fue durísimo, con frío, lluvia, viento, pero nunca bajé los brazos”, relató.
Guerrero también habló del origen de su desafío, “Esto nació cuando yo tenía 5 años, cuando estalló la guerra. A los 9 ya le había dicho a mi papá que quería homenajear a los veteranos. Con el tiempo, fue mi hijo el que me pidió que lo haga. Él me dejó una carta antes de fallecer, pidiéndome que nunca abandonara este viaje. Eso es lo que me impulsa. Me caigo, me paro, me caigo, me paro… y sigo adelante por él”.
El ciclista recordó que debió atravesar tramos imposibles, “De Comodoro hasta acá caminé más de 200 kilómetros, tirando la bicicleta, porque el viento no me dejaba avanzar. Pero en mi cabeza solo estaba mi hijo y la promesa de que iba a llegar. Esa es la fuerza que me mantiene”.
Conmovido, compartió su meta final, “Todavía me queda llegar a Ushuaia y después cruzar a Malvinas. Ese es el objetivo, terminar allá, porque para mí Malvinas no es solo un 2 de abril. Malvinas es todo el año”.
En Río Grande fue recibido en el Centro de Veteranos, donde le entregaron una bandera firmada. “Ellos me han dado tanto que esto que yo hago es poco. Yo solo pongo el cuerpo y el alma para rendirles este homenaje”, expresó finalmente.
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